viernes, 1 de mayo de 2009

El turul, menudo pájaro


En el alto de Tatábanya se yergue un enorme pájaro que simboliza el origen del pueblo húngaro. Des de allí divisa toda la llanura del Transdanubio. A escala mucho más modesta, puede verse también en el barrio del castillo en Budapest, como presidiendo las colinas de Buda y otorgando su majestad al Palacio Real, y admirando el Danubio y la ciudad bajo su la sombra de sus alas. Es el turul, ave mitológica húngara por excelencia.

Cuenta la leyenda que en los orígenes de la fundación del estado húngaro, allá por el siglo VIII o IX, Emesé, mujer perteneciente a una de las tribus nómadas que desde oriente venían buscando Pannonia, tuvo un extraño sueño. Soñó que un enorme pájaro, muy semejante al águila pero muy diferente a ella, se le acercaba volando y la envolvía entre su cuerpo. El animal, que se conocía como turul, portaba entre sus garras una gran espada y lucía sobre su cabeza una corona sagrada. Se esfumó con el sueño y Emesé engendró a un niño al que pondría de nombre Álmos. Álmos fue el padre de Árpád el Conquistador, primero en llegar a la llanura de los Cárpatos y asentarse en ella, descubridor de la tierra patria y bisabuelo de quien noventa años después, con el nombre de Szent István, fundaría oficialmente el reino de Hungría y lo convertiría al cristianismo, allá por el año 1000.

Por lo tanto, según la leyenda los húngaros y la concesión de su estado proceden del reino de los aires, del encuentro soñado entre una mujer y un pájaro mitológico, pues Álmos, que significa sueño en lengua húngara, fue el padre de la primera dinastía históricamente reconocida en Hungría, la dinastía de Árpád.

No sé por qué, tantas veces también he sentido que Hungría es como un extraño sueño que se debate entre la realidad, la belleza, lo imposible y la historia. Y a veces siento que Hungría, con su lengua tan enigmática, con sus gentes tan singulares, con su misteriosa historia llena de luchas y de imperios, quizás no sea más que un lugar mitológico que se sueña a sí mismo continuamente, y que gracias a ello es capaz de sobrevivir, no sólo al presente, sino al pasado, e incluso proyectarse en el futuro en una reinvención continua. Y que a algunos nos permite visitarlo de vez en cuando en su misteriosa y extraña esencia.

3 comentarios:

Maribel dijo...

Hermosas y evocadoras palabras, Turul, Álmos, Árpad...,consigues que Hungría siga siendo un sueño!!

los tiramillas dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
los tiramillas dijo...

Nos gusta que nos cuentes cosas de distintos lugares del mundo.
Hungría es un país con mucha historia, y esta leyenda muy bonita.